La adolescencia es sin duda una de las etapas más complejas en el desarrollo de los niños y trae consigo una serie de dicultades a nivel relacional entre padres e hijos. Nuestro equipo de psicología en Psicoeduka ha elaborado esta breve nota que pueda ayudarnos a pesquisar algunas conductas y a ver diferentes opciones de cómo abordarla.
Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) la adolescencia se define como el “Periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 9 y los 19 años”. Algunos comienzan antes o después de esas edades, y los adolescentes pueden comenzar a ver cambios relacionados con la pubertad en cualquier momento durante esos años. Esto puede ayudar a explicar por qué algunos de tus amigos todavía parecen niños mientras que otros parecen más adultos.
Esta transición en el desarrollo de los seres humanos es una de las más importantes, ya que su comienzo marca la ruta de la niñez a la adolescencia. Dentro de los cambios biológicos y fisiológicos que más se destacan son ritmo acelerado de crecimiento, los niños comienzan a cambiar el timbre de su voz y se torna más profundo, las niñas dan inicio a la menstruación y tienen más curvas en el cuerpo, aumentando sus caderas y desarrollando sus senos, surge el crecimiento del vello donde no había anteriormente, aumenta la testosterona en los niños y el estrógeno en las niñas, hormonas secretadas por la glándula pituitaria encargada de preparar el cuerpo para la reproducción y la concepción de un hijo.
Durante la pubertad, los jóvenes pueden sentirse confundidos y sentir emociones que nunca antes habían experimentado, se pueden notar demasiado sensibles, irritables y con bajos niveles de tolerancia frente a diversas situaciones. Como padres, es importante que estemos preparados para la llegada de este gran hito en la vida de nuestros hijos, ya que necesitarán de mucha comprensión, paciencia y ayuda para enfrentarlo de la mejor manera.
El mejor método para ellos es la escucha activa, ya que esto permitirá fortalecer la confianza en la relación familiar y así los jóvenes podrán verbalizar sus experiencias y vivencias durante esta etapa de su vida, ya que se sienten seguros y acompañados por sus padres en este nuevo proceso. Ser pacientes, asertivos, comprensibles y por sobre todo, amorosos con nuestros hijos nos permitirá como padres ser partícipes de su adolescencia y que no nos excluyan de ella. De esta forma, nuestras enseñanzas durarán para toda la vida.
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