El desarrollo socio‐emocional es la capacidad que los niños adquieren de entender, experimentar, expresar y gestionar emociones y desarrollar relaciones apropiadas con los demás.
De 0 a 3 años:
- Se observan reacciones de agrado y desagrado ante distintas situaciones. Progresivamente estas reacciones dan paso a emociones específicas.
- Los estados afectivos suelen ser más extremistas y cambiantes.
- No hay una relación causa-efecto.
- Pequeñas causas provocan grandes alteraciones o satisfacciones.
- El desarrollo afectivo y la confianza en los demás se hace patente.
- El bebé aprende a jugar e interactuar con el resto de las personas, empieza a reconocer las caras de sus familiares y a identificar a quienes no conoce.
3-4 años
- Existe un mayor dominio del lenguaje, lo cual le permitirá al niño expresar y comunicar sus emociones “estoy triste” “tengo miedo”.
- Mayor diferenciación emocional.
- Mayor discriminación al relacionar las emociones con distintas situaciones.
- Conocen que ciertas situaciones provocan determinados estados emocionales.
4-5 años
- Proceso de valoración, que permite que las emociones comienzan a contextualizarse, posibilitando su comprensión y explicación.
- Aprenden a socializar y a colaborar para conseguir sus objetivos.
- Empiezan a competir y sentirse bien con sus triunfos o frustrados con sus fracasos.
5-6 años
- El lenguaje como instrumento para elaborar la emoción ayuda a impedir el desborde y permite recuperar la serenidad, en sintonía con un adulto que regula.
- El niño sigue necesitando de la figura del adulto para lograr la calma y regulación.
- Cuando no la encuentra. la rabia, y en ocasiones, el miedo emerge en forma de pataletas o un comportamiento oposicionista.
- Pueden aparecer algunos miedos vinculados a una situación, como el miedo a la oscuridad.
- Logran comprender la diferencia.