La crianza de nuestros hijos es uno de los grandes desafíos que tenemos como padres y podemos sentirnos poco preparados para enfrentarlo con éxito. Se trata de una de las labores más difíciles y satisfactorias de la parentalidad. Desde la crianza respetuosa, se valoriza la proximidad, presencia y acompañamiento en el proceso de las emociones, para resignificar los sentidos de la intervención, más ligada al acompañamiento que a una corrección específica.

Así surge la nueva metodología del Método A.M.A.R., (Atención, Mentalización, Automentalización y Regulación ). Este se refiere a las 4 capacidades mentales de los adultos que científicamente se ha demostrado brindan seguridad y protección al niño. En el modelo de crianza respetuosa, la función del adulto es acompañar a los niños y niñas y el desafío, para estos padres y madres, no está en imponer su autoridad ni desarrollar un orden familiar sino en entender y guiarlos mediante respuestas adecuadas.

Atención: habilidad de atender, conectarse emocionalmente y comprometerse en el desarrollo y las demandas o necesidades del niño/a.

Mentalización: saber comprender y empatizar, sin criticar ni inferir, haciendo el esfuerzo de entender lo que trata de expresar a través de su malestar o conducta manifiesta.

Automentalización: proceso de entendimiento respecto a los propios estados mentales y emocionales del cuidador frente a las expresiones del niño/a, ya sean estas positivas o negativas

Regulación: brindar una experiencia de cuidado y seguridad, enseñándole al niño/a a manejar sus emociones de manera adecuada y a calmarse.