Generalmente se piensa que cuando los niños están en una sala de clases deben estar en completa tranquilidad y que estar en movimiento o inquietos es señal de distracción, pero es lo contrario, ya que estudios señalan que usar el cuerpo facilita el aprendizaje en los menores y que la manipulación de materiales despierta la mente, permitiendo al menor concentrarse en la tarea requerida.
En ese sentido, y en el escenario pandémico, los modelos actuales de educación a distancia son ineficientes para el aprendizaje, la enseñanza y la productividad, esto porque sentarse frente a una pantalla aleja a las personas de muchas de las habilidades que tienen sus cuerpos para encontrar sentido a las cosas.
Para aprender de manera más eficiente nuestra mente depende del movimiento del cuerpo, de trabajar con una variedad de herramientas, de estar en lugares dinámicos y de tener a nuestros colaboradores cerca. En cambio, en el aprendizaje remoto se asume que mientras la mente esté ocupada, está bien que el cuerpo permanezca quieto, no obstante, estudios sobre el rol del cuerpo en el pensamiento muestran que el cuerpo debe primero estar interactuando con el mundo para activar y abrir la mente para el aprendizaje.
En ese sentido, pedirles a los estudiantes que se queden quietos mientras realizan su trabajo en realidad aumenta su carga cognitiva, ya que esto requiere que se concentren en mantener el cuerpo quieto, el que está buscando vías para encontrar sentido, así como también en la tarea principal que tienen en su escritorio o pantalla digital.
En escenarios de resolución de problemas, por ejemplo, la investigación muestra que para muchos estudiantes de matemáticas, sus gestos revelan que comprenden las estrategias antes de que puedan articular esas soluciones a través del habla. De esta manera, los educadores capacitados para buscar y comprender los gestos pueden ver el proceso y el progreso de un alumno en la comprensión de conceptos antes de que un estudiante pueda traducir esa comprensión al habla o en una prueba escrita.
Algunos estudiantes seguirán cursando el año escolar por internet debido a problemas de salud u otras preocupaciones, mientras que otros regresarán a las aulas en persona. Sin embargo, ambos modelos de escuela deben incorporar mejor el cuerpo para apoyar el aprendizaje, por lo que lo recomendable para los educadores que diseñan clases remotas o presenciales, es que deben normalizar el movimiento durante las clases, no solo durante las pausas.
Por ejemplo, el transformar una caminata por el vecindario en la lección de ciencias del día; pedirle a los estudiantes que compartan sus observaciones con todo el grupo; comenzar cada clase con tiempo para reunir diferentes materiales para pensar y trabajar, como cuadernos y diferentes tipos de papel, varios instrumentos de escritura y dibujo, etc., e incorporar la interacción con estas herramientas a lo largo de la lección; fomentar y usar gestos, y brindar oportunidades para la interacción.
Bibliografía
-BBC News Mundo