Las intervenciones de salud mental escolar han sido promovidas por organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), en respuesta a la magnitud global de este tipo de problemas en la población infanto-juvenil. En Chile, estas intervenciones en el ámbito escolar comenzaron al alero de las reformas políticas en salud que consideraron la escuela como un contexto prioritario de acción.
Sin embargo, no es sino desde la última década que estas iniciativas comienzan a tomar fuerza con la aparición de espacios académicos, políticos y profesionales que promueven la articulación entre los servicios educativos y los servicios de salud mental, convirtiéndose en un objeto de investigación y en una alternativa de solución para hacer frente a esta problemática en la población infanto-adolescente.
Pero es con el coronavirus que llega un cambio en el tradicional sistema educativo, no solo porque la situación sanitaria forzó el adelanto de los procesos de digitalización en las escuelas, sino también porque la pandemia visibilizó lo delicada que es la salud mental escolar y la importancia de tomar acciones frente a ello. En ese sentido, la vinculación social mediante el aprendizaje basado en proyectos, promover la capacidad de empatía, compasión y altruismo, e identificar y reflexionar sobre las emociones de los estudiantes, son estrategias útiles para trabajar el aspecto socioemocional en el aula.
Chile posee indicadores altísimos de depresión, ansiedad y riesgo suicida en la adolescencia y en etapa escolar secundaria, por eso, lo más relevante tiene que ver con el vínculo afectivo y, por supuesto, las estrategias pedagógicas y neurodidácticas que se pueden desarrollar en el aula. Se debe aportar a los establecimientos educacionales estrategias de apoyo en el ámbito socioemocional, tanto a nivel de equipos escolares como de estudiantes, para conectar emocionalmente, generar confianza y seguridad dentro de los procesos pedagógicos.
Los procesos afectivos y relacionales influyen directamente sobre el aprendizaje, entonces ¿Qué es necesario hacer? ¿Cómo abordamos? Estableciendo liderazgos emocionales, identificando y reflexionando sobre las experiencias, los pensamientos y las emociones de los estudiantes, verbalizando las fortalezas y virtudes del escolar.
También, será importante hacerlos sentir integrados, en confianza y seguro con sus pares, ya que eso permite un buen neurodesarrollo y aprendizaje. Es importante hoy que las escuelas se capaciten para abordar este tema en clases y, se ha exigido a nivel de ministerio, el realizar acciones de diagnóstico e intervención, en contención emocional y autocuidado. Sin embargo, son pocas las unidades escolares que priorizan o al menos visibilizan esta situación. Desde el inicio de la pandemia se empezaron a fomentar más las habilidades socioemocionales, los planes de convivencia escolar, pero todavía esto no toma tanta fuerza como debería.
Bibliografía
• El Mercurio (Prensa)
• www.psicoperspectivas.cl