Los dos años de edad de un hijo es una etapa de mucho desgaste para los padres y llena de retos para el niño, ya que va adquiriendo mas autonomía, siente una mayor necesidad de investigar y hacer las cosas sin ayuda, por lo que se va enfrentando a más prohibiciones. Esto, lo desconcierta y resulta muy frustrante lo que lo hace enojar muchísimo, sobre todo cuando quienes ponen los límites es papá o la mamá.
Antes, el niño aceptaba las reglas y era muy obediente con todo lo que le solicitabas. Sin embargo, al cumplir los dos años sus palabras preferidas pasaron a ser: “yo solo”, “mio”, “no” y los llantos y pataletas son cada día más frecuentes.
Te invitamos a tener en consideración los siguientes consejos para enfrentar de mejor manera este periodo en la vida de tu hijo:
- A esta edad el niño se debate entre el deseo de protección y el de independencia. Quiere hacerlo todo solo, ser autónomo, pero a la vez necesita tremendamente el amor de sus padres, por lo que no debes amenazarlo con dejar de quererlo, ya que esto solo le creará angustia. Si sabe que siempre lo vas a querer, se sentirá seguro y le resultará más fácil aceptar tus normas.
- “Yo hago” y “yo solo” son algunas de sus frases favoritas. Aprovecha esta disposición invitándolo a que te ayude con tareas sencillas, como llevar una cosa de un lado hacia otra o regar las platas. Al participar en estos quehaceres, el niño sentirá que es importante y que está contribuyendo con su familia. Asegúrate de agradecerle y elogiarlo específicamente por lo que haga, no importa si quedó o no perfecto.
- La frustación es una desafío que tu hijo debe aprender a tolerar. Para ayudarlo, es importante que no cedas a sus exigencias porque te da pena o porque no quieres escuchar sus pataletas.
- No tomes la oposición del niño como un acto contra ti. Te recomendamos ponerte en su lugar para abordar la situación de manera más positiva. No cedas antes ante asuntos como la hora de dormir o comer dulces antes de comer, pero déjalo elegir en pequeñas cosas como llevar un plátano o una manzana para comer durante un paseo.
- Cuando quieras algo de él, no utilices frases interrogativas como ¿nos vamos a la cama?, sino asertivas: “nos vamos a la cama”. De esta forma no se planteará que hay posibilidadde protestar.
- Tu hijo conoce cada vez más emociones y se lanza a expresar qué le gusta y qué no, a veces con palabras y otras veces mediante su lenguaje corporal. Así, del mismo modo que corre o ríe cuando se siente feliz, patalea, grita o pega cuando siente rabia o frustración. ¿Y por qué lo hace más en casa que fuera? Porque empieza a comprender mejor la diferencia entre el “yo” y el “otro” a través de la relación con sus adultos de referencia. Generalmente, se atreve a experimentar sus sentimientos (obstinación, impaciencia, oposición…) con quienes viven con ellos y muy pocas veces en el jardín infantil. Esto es una buena señal, ya que indica que hay un apego positivo y un desarrollo emocional sano.
- Un habito que a veces es muy complicado de lograr es el cepillado de dientes. Te sugerimos jugar a que te imite. Cepíllate tú los dientes al mismo tiempo que él para que pueda copiarte. Muéstrale cómo enjuagarse la boca con agua, escupiéndola al final, y permítele luego que practique todas las veces que quiera. Ponle una banca firme a la que pueda subirse para mirarse al espejo y cuenten juntos sus dientes mientras se los cepillas.
Si tienes dudas o quieres que te ayudemos en algo puntual con tu hijo, no dudes en contactarnos. Psicoeduka está en Santiago y Viña del Mar.
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