Las vacaciones son un periodo en donde las familias tienen mayores posibilidades de encuentro, sobre todo con sus hijos, ya que es una época en la que no asisten al colegio y, por lo tanto, tienen muchas horas libres. Este periodo nos permite descansar y disfrutar a nivel familiar y social, realizando paseos, viajes, experiencias y situaciones nuevas.
Así también, estos espacios recreativos facilitan el desarrollo del lenguaje, ayudándonos a potenciar y estimular el lenguaje en nuestros niños de una forma más natural (en actividades de la vida diaria) y lúdica. Para ello, es importante utilizar un lenguaje claro, sencillo y adaptado a la edad de su hijo, con el fin de expandir su vocabulario.
Para realizar esto, es importante fomentar la conversación con nuestros hijos, darles espacio para que puedan comunicarse, conocer sus gustos de juegos y disminuir los horarios de uso de aparatos electrónicos. No debemos olvidar que estos aspectos ayudan a fortalecer el vínculo con nuestros hijos.
A continuación, se detallan algunas actividades para la estimulación del lenguaje en los niños durante el periodo de vacaciones:
Nombrar o nominar los elementos del entorno de forma natural y con preguntas simples: Por ejemplo, al momento de realizar las compras de frutas y verduras, preguntar «¿Qué frutas y/o verduras compraremos hoy?», esperando a que el niño responda, reconozca e identifique estas categorías.
Realizar sonidos onomatopéyicos: Las onomatopeyas son palabras que representan el sonido de algunos objetos, animales o sonidos naturales. En el caso de los niños más pequeños que recién están adquiriendo el lenguaje, podemos utilizar los sonidos de los animales e imitarlos, así estimulamos la producción de nuevos fonemas. Por ejemplo, hacer el sonido de un perro (guau, guau), gato (miau, miau), león (aaarggg).
Jugar al veo-veo: Esta actividad se puede realizar durante traslados de un lugar a otro. La idea es que mencionen los objetos o elementos que se encuentren a su alrededor y describan algunas características del elemento seleccionado, por ejemplo, mencionando el color, para qué sirve, con qué letra comienza, según la imaginación de los padres.
Rutinas diarias: En caso de que no se planifique alguna actividad, podemos utilizar las rutinas diarias para expandir el lenguaje. Por ejemplo, al momento de vestir al niño, podemos utilizar la estrategia de autoconversación, en donde verbalizamos las acciones que vamos realizando: «Vamos a colocar las prendas de vestir, vamos a comenzar con la polera de color rojo, ahora con el pantalón de color verde», así estimulamos que reconozca las prendas de vestir y sus colores.
También existe la estrategia de habla paralela, que consiste en verbalizar lo que va realizando el menor. Por ejemplo, si él juega con un auto, podemos decir: «¡Qué auto más bonito y rápido, además es de color rojo! Voy a contar sus ruedas», etc.